¿Alguna vez te has preguntado cómo se manifiesta el estrés en tu cuerpo? Todos hemos dicho alguna vez “me siento estresado”, pero ¿realmente a qué nos referimos?
Ese dolor de cabeza persistente, la falta de sueño, la baja productividad en tu trabajo o hasta el mal humor inexplicable podrían ya tener una respuesta.
Aunque puede parecer complicado, es necesario reconocer los síntomas para poder aprender a controlarlos en la medida de lo posible.
Curiosamente, casi no se habla de cómo ese estado de tensión puede repercutir en la salud de la piel y es por eso que tampoco encontramos las causas de ese repentino brote de acné que al mismo tiempo afecta nuestro estado de ánimo, entrando en un círculo vicioso interminable.
Pero, ¿cómo es que el estrés puede ocasionar afecciones en la piel? Todo se debe a una hormona llamada cortisol. Esta hormona la producimos todo el tiempo, en cantidades moderadas, para ayudarnos a reaccionar adecuadamente a situaciones donde el organismo requiere estar alerta, combatir infecciones, regular los niveles de glucosa en la sangre y más. El problema aparece cuando se produce en exceso, ya que la piel se vuelve más sensible y reactiva, por lo que los niveles de grasa y deshidratación aumentan, provocando brotes de acné, psoriasis, rosácea y eczema, y si ya presentábamos alguno de estos padecimientos, estos pueden empeorar considerablemente.
La realidad es que el acné es solo
una de tantas secuelas que puede generar el estrés. Aquí te contamos de qué otras maneras puede afectar la salud de tu piel. Respira profundo, no te estreses y toma nota.
La producción excesiva de cortisol le indica a las glándulas
de la piel que produzcan más grasa, lo que puede ocasionar la obstrucción de los poros y, en consecuencia, la formación de comedones y espinillas.
Ojeras
El estrés suele venir acompañado de insomnio, que a su vez puede provocar ojeras. Estas se caracterizan por la inflamación e hiperpigmentación debajo de los párpados. La falta de sueño también suele aumentar o acelerar la aparición de signos del envejecimiento. En el caso de las ojeras, la pérdida de elasticidad de la piel puede contribuir a la formación de bolsas debajo de los ojos.
Piel seca
La capa más externa de la piel contiene proteínas y lípidos que desempeñan un papel fundamental para mantener hidratadas las células cutáneas. El exceso de cortisol puede deshidratar la piel y reducir su capacidad para retener el agua, ya que el ácido hialurónico y el colágeno disminuyen considerablemente.
Sarpullido
Otra de las consecuencias del estrés es el debilitamiento del sistema inmunológico. Esto puede provocar el desequilibrio de bacterias buenas en el intestino y la piel, lo que podría ocasionar enrojecimiento o el brote de sarpullido.
Arrugas
Como mencionamos más arriba, el estrés puede provocar resequedad en la piel. Cuando la piel está seca pierde firmeza, reduce su elasticidad y aparecen líneas de expresión, ya que los altos niveles de cortisol provocan que se descompongan el colágeno y la elastina, ocasionando envejecimiento prematuro. Asimismo, cuando estamos estresados puede haber una tendencia por fruncir el ceño repetidamente, lo que también puede contribuir a la formación de arrugas.
Además de todo esto, el estrés también puede afectar la salud dental y ocasionar disfunción de la articulación temporomandibular por apretar los dientes regularmente.
Entonces, ¿cómo puedo manejar el estrés?
Meditar inicia "la respuesta de relajación", que activa el sistema nervioso parasimpático del cuerpo, logrando disminuir el cortisol. Con una práctica constante, la barrera cutánea puede comenzar a retener la humedad y lentamente regresar a su estado normal.
Y si la meditación no es lo tuyo, la respiración consciente también puede ayudar. De acuerdo con la investigación del doctor Herbert Benson, de la Facultad de Medicina de Harvard, respirar lenta y profundamente desencadena la respuesta de relajación y puede evitar que el estrés psicológico se transforme en inflamación de la piel.
Adicional a esto, un estilo de vida saludable y una buena rutina de skincare son indispensables para mantener, en la medida de lo posible, la salud de la piel. Sin embargo, cuando aparecen o empeoran alguna de las afecciones que mencionamos, es recomendable visitar a un especialista.
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