Muchos imaginamos que nos olvidaríamos del acné al entrar en la edad adulta, pero cuando el problema persiste, descubrimos que pueden existir muchas otras causas además de los cambios hormonales propios de la pubertad y la adolescencia.
La piel grasa, la genética y el estilo de vida pueden provocar brotes y, desafortunadamente, el acné no solamente afecta a la piel, sino que también perjudica a la autoestima. Esto se convierte en un círculo vicioso, pues los cambios en el
estado de ánimo pueden provocar la aparición de acné, agravando considerablemente la enfermedad.
Hoy vamos a hablar sobre los diferentes desencadenantes de este problema de la piel para entender cómo se origina y cómo puede combatirse.
El acné se define comúnmente como una afección de la piel que se produce cuando los folículos pilosos se llenan de grasa y células muertas, provocando brotes que pueden ser desde leves, como las espinillas, hasta muy severos, como los quistes que pueden ser muy dolorosos y difíciles de tratar.
Existen diferentes factores que contribuyen a su aparición. El más común es la fluctuación hormonal que se presenta durante la pubertad y suele desaparecer con el paso del tiempo. Sin embargo, en ocasiones puede persistir por diferentes razones, como por ejemplo:
La aparición de acné puede depender mucho del tipo de piel de las personas. La piel grasa suele ser más propensa a presentar brotes porque la producción excesiva de sebo crea un ambiente ideal para las bacterias que ocasionan inflamación y acumulación de pus.
Los genes pueden influir en el riesgo de desarrollar acné. Si uno o ambos padres padecieron la enfermedad en algún momento de sus vidas, la probabilidad de que el hijo presente la misma afección es mayor.
Las hormonas pueden jugar un papel importante en la sobreproducción de sebo. Los cambios hormonales se presentan en diferentes etapas de nuestras vidas, especialmente en las mujeres. Esto puede observarse durante el ciclo menstrual, el embarazo o en desequilibrios hormonales más serios, como el síndrome del ovario poliquístico.
El estrés ocasiona el desequilibrio hormonal y, como vimos anteriormente, esto puede causar la aparición de imperfecciones en la piel. Esto ocurre por la producción excesiva de andrógenos, hormonas que estimulan la formación de sebo.
Existen algunos medicamentos que pueden provocar la aparición de granos en la piel debido a su composición. Por ejemplo, los esteroides, el litio, el complejo B y la píldora anticonceptiva. El acné medicamentoso suele desaparecer cuando se interrumpe la medicación.
En ocasiones puede haber correlación entre la dieta y el acné, pero esto no ocurre en todos los casos. Diversos estudios demuestran que una dieta alta en carbohidratos hiperglucémicos, productos lácteos y grasas saturadas pueden desencadenar o empeorar el acné, ya que este tipo de alimentos suelen estimular la producción de andrógenos, hormonas que juegan un papel importante en la aparición de imperfecciones en la piel.
El uso de jabones con fórmulas muy agresivas, bañarse o lavarse la cara con agua muy caliente, utilizar productos para la piel a base de aceites o maquillajes pesados puede ocasionar brotes de acné. Además, otros malos hábitos como no desmaquillarse antes de dormir o no cambiar las sábanas y fundas de almohadas, que con frecuencia acumulan suciedad, polvo y células muertas que quedan no solo en la tela, sino en la cara.
El tabaco afecta a la circulación sanguínea y reduce la oxigenación de los tejidos. Esto causa estrés oxidativo en la piel y altera la composición del sebo. Además, el humo del cigarro bloquea los poros de la piel, impidiendo la transpiración, lo que provoca la acumulación de sebo y células muertas.
Aunque hay algunas cosas que podemos hacer en casa para reducir el acné, como mejorar la dieta o modificar algunos hábitos en nuestro estilo de vida, pero en cualquier caso, el primer paso debe ser, definitivamente, visitar al dermatólogo. Automedicarse, utilizar remedios caseros o adquirir productos de venta libre podría empeorar considerablemente el problema, ya que antes de tratar el padecimiento, un especialista debe llevar a cabo un diagnóstico para identificar adecuadamente las causas y así poder determinar el tratamiento de acuerdo a las necesidades de cada paciente. El médico no solo evaluará los motivos, sino también el tipo de acné que tiene la persona, así como las cicatrices en su piel, en caso de tenerlas.
En nuestro siguiente artículo hablaremos sobre los diversos tipos de acné, las diferentes cicatrices que pueden ocasionar y los tratamientos que ofrece Helénica para combatir la enfermedad de manera definitiva.